viernes, 23 de agosto de 2019

Ariel y Yo


Hace un año trabajamos en Capiatá más o menso a 30 km de asunción una iglesia pequeña, llegamos cuando estaba el piso de tierra, paredes de ladrillo visto con techo de tinglado, durante este tiempo vimos piso lecherado o cemento simple luego vino el pulpito el bautisterio cada sábado había cambios increíbles, los pastores apasionados por la obra de Dios hacían  el trabajo arduo a tiempo y destiempo.
No he visto hasta ahora como estos siervos de DIOS trabajando por la obra, por si fuera poco en el lugar donde la necesidad material es muy intenso, gente tratando  de sobrevivir, día a día, hemos tratado de ayudar en todas las posibilidades posibles.
En la actualidad es una iglesia más linda de la zona, pisos de cerámica cielo razo fino de lujo luces en fin una iglesia sosañada.
 para poder poner un disciplina en los niños hemos implementado un proyecto llamado bonos, los chicos recibían un bono con denomina

 ción a los billetes de dinero, de 10 mil 20 mil 50 mil y 100 mil, se daba los bonos por llegada temprano por aprender versículo y buen comportamiento, esto fue un verdadero desafío, Ariel el mas grande de los niños, en plena actividad el venia y se los llevaba a jugar en la calle los chicos se levantaban y se iban a la calle , un sábado a  hacia lo mismo pero tuve que tomar medidas drásticas, el momento de los bonos no se le di un solo bono por su mal comportamiento, al termino de recibir ellos podían canjear por un kilo de fideo o azúcar  o cuadernos lápices o golosinas, ese sábado Ariel no recibió ni un solo bono, se molesto tanto que estaba preocupado, y le vi llorar estaba a punto de retroceder con mi decisión, pero me mantuve firme con la decisión, todo el evento hasta el culto estuvo  molesto conmigo no quería halarme más, tuve que ser paciente, muy paciente, cuando mi iba a casa se iba  a su casa caminando por la calle polvorienta,  que no quería ni mirarme, trate de todo los medios entablar nadaaaa, el próximo sábado lo primero que hice nuevamente recordar sobre la reglas de los bonos, fui mas enfático mas duro jejeje iniciamos la actividad el próximo sábado el siguió todos sin molestar ni llevar  a los chicos a la calle a jugar, recibió todos los bonos asignados ese sábado, al termino nos sentamos y le dije…  che sabes fue el castigo más duro que hice hasta hora, no sabes cuánto me dolió no darte bono el anterior sábado, lo siento… le dije, el se puso a llorar le abrace y desde ese día cambio algo, un sábado me dijo Pastor vamos a comer un lomito árabe, le dije claro, paso varios sábados  y no se daba  la ocasión de ir,  dijo no te creo… ese día le dije hoy nos vamos, al término de la actividad de la iglesia nos fuimos  unas cuadras estaba el lomitero, compramos dos lomitos mas dos papas fritas, por supuesto pague yo, desde ese día nuestra amistad nunca más fue lo mismo, fue el chico mas obediente y ayudaba con los demás terribles a controlar, después de un año nos retiramos, fue un lloererio tremendo le afecto mucho sus emociones, pero gracias a DIOS salió todo bien ahora es casi joven, antes vendía helado ahora trabaja como ayudante de refrigeración, ha crecido pero lo más importante es que sigue en la iglesia perseverando en su FE,

Nuestros amigos amados
Dedicamos tiempo de calidad a personas especiales, en tiempo menos pensado podría cambiar totalmente su forma de vida, una transformación radical, no porque yo diga si no por el poder de Dios el transformador, trabajamos a tiempo y destiempo a veces no vemos resultados tangibles y a veces vemos un cambio radical, sembramos amistad sembramos la palabra en sus corazones, y no tardara en dar su fruto.
La semana pasado estuve de vuelta a la misma iglesia por el día del niño y me reencontré con Ariel todo un joven me emociono, esta vez el que lloro fui yo, llore de alegría de emoción, la palabra de Dios no vuelve vacía nunca, somos parte de eso que DIOS llama ser siervos fieles a su servicio.

Firmes en la Roca Shalom Adonai.

Xavi Bohorquez
Ariel y Yo




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